sábado, 23 de enero de 2010

Odio los príncipes azules

Odio los príncipes azules de Disney. También odio los galanes románticos de las películas de Hollywood. Sí, ya sé que todos sabemos que son un engaño. El problema es que aunque sabemos que son irreales, los vemos, los soñamos, los sufrimos y los deseamos. Cuando venimos a ver, estamos comparando al primer primate que se nos planta en frente con el príncipe de Aladin o con William Levy en Sortilegio.

Nosotras las mujeres somos muy tontas. Siempre estamos pendientes de este tipo de historias. Las escuchamos o las vemos en la tele para luego andar por la vida babeándonos por conseguir un tipo igual. Porque soñar no cuesta nada y si encima sale lindo, cariñoso, y muerto de amor por nosotras, vaya usted a ver qué tentación!! El problema está en que cuando despertamos del sueño lo que encontramos a nuestro lado es un barrigón, medio calvo, que ronca, tira peos y tose.

Niñas, lo que tenemos que internalizar es que el barrigoncito y canoso que despierta tiernamente a nuestro lado es muchas veces quien también nos ama con nuestros dolores menstruales y miseras. Un chichito aquí, otra canita por allá, una neura por aquí, otro kotex por allá. Este espléndido príncipe es quien vela tu sueño cuando los mocos del catarro no te dejan dormir. Es quien, la mayoria de las veces, cuando te quitas la ropa, no te encuentra perfecta, pero eres suya, eres quien lo entiende, lo tolera y lo mima, y sobre todo, con quien disfruta sin estar pendiente de los pelos mal puestos y de esconder las imperfeciones y eso para ellos es mucho más importante que un cuerpo perfectamente formado.

¿Que pueden ser un poquito más cariñosos, o comprensivos, o añoñarnos más?, ¡pues claro que sí! Pero también nosotras podemos serlo y a veces se nos olvida. Los príncipes azules muchas veces son invisibles a los ojos de sus princesas rosadas. La idea es que se sigan buscando uno al otro, debajo de capas y capas de piel, porque al final de esa cubierta encontraremos un alma noble que nos ama tal cual somos con defectos y virtudes. Y eso, muchachas, no se encuentra en las novelas, se da solo en la vida real.

No hay comentarios:

Publicar un comentario