miércoles, 10 de marzo de 2010

El por qué Chencho se quedó sin tablas

Ahora resulta que los políticos ayudan al primero que se lo pide sin averiguar mucho. ¡Sip, ajá, clarooo! Que conste, no hablo de Penepés o Populares, hablo de todos. Porque a la hora de pedir no indagan mucho, pero a la hora de dar sí que todo lo averiguan.

Caso hipotético en cualquier punto de la isla..........

Digamos que nuestro amigo “Chencho, el que mata puercos” necesita una ayudita para arreglar los corrales de sus animalitos. Chencho, muy campechano y jibarito, piensa que el alcalde de su pueblo quizás pueda ayudarle ya que cuando hizo caminata por su barrio Chencho sacó cinco pesitos para su campaña. Ese día Chencho se quedó sin comprar pan y leche por darle los chavitos a “Candidato”. Cuando Candidato pasó por su barrio llamó a Chencho por su nombre y le ofreció tablas nuevas para los corrales de sus puerquitos y fregao de primera para alimentarlos. Chencho quedó impresionadísimo porque Candidato lo llamó por su nombre y le dijo que sus cerditos eran los más gorditos y coloraos de todo el pueblo. Halagadísimo Chencho salió corriendo, sacó los cinco pesos de la lata de la cocina y se los entregó a Candidato ante los ojos atónitos de Chencha, su esposa.

Ahora Chencho necesita tablas nuevas pero no tiene ni cinco pesos para comprarlas. Se aparece en la alcaldía a visitar a “Candidato”, ahora convertido en “Alcalde”, seguro de que le ayudará a conseguir la madera para sus puerquitos. Pero, ¡sorpresa! Alcalde no puede atenderlo porque no tiene cita, por lo que lo atiende “El Ayudante”. Antes de atender a Chencho, Ayudante llama a “Líder de Barrio” y le pregunta si conoce a un tal Chencho y si él y sus cerditos militan en el partido. Como Líder es vecino de Chencho y le molestan las pestes de los malditos puercos le dice a Ayudante que no, que Chencho es indeciso y que “toda su parentela es del partido contrario”, ¡punto, muerto el pollo! Muy elegantemente Ayudante le dice a Chencho que no hay fondos para tablas, que las cosas están malas, y que “en cuanto hayan fondos te llamamos”.

Sin embargo, cuando Chencho sale de la alcaldía todo alicaído y acongojado, se cruza con el papá de Machote, el dueño del punto de su barrio. Machote cayó preso en la última redada. Su papá va a pedirle una carta de indulto a Alcalde recordándole que cuando éste era simplemente Candidato, Machote le dio varios fajos de cinco pesitos para su campaña. Alcalde, intimidado pero no ignorante, otorga fácilmente la carta.

Señores, así funciona la política de este país. Aquí todos sabemos quién es quién. Aquí hasta las piedras necesitan afiliarse a un partido para que las dejen seguir siendo piedras. Lo triste es que los que de verdad representan la voluntad del pueblo, los que la mayoría de las veces roemos el hueso sin disfrutar nunca de la carne, somos los que decidimos quién se trepa y quién no. Nosotros somos los verdaderos ignorantes.

La culpa es nuestra porque, lamentablemente, aunque estemos en las tablas al igual que Chencho, cada cuatro años le entregamos hasta la cota a Candidato cuando nos deslumbra con la frase: “¡qué bonitos cerdos tienes!”