sábado, 23 de enero de 2010

Gracias a Dios por mis problemas

Dios:

Te doy gracias por todos los problemas que he tenido que enfrentar. Aunque hay algunos de los que no entiendo el propósito, sé que en algún momento Tu sabiduría se mostrará y encontraré su razón.

Cuando pequeña me enseñaron que debía darte gracias por mis padres, por mis hermanos, por mis amigos, mi casa, en fin, por todo lo bueno que me habías dado. Pero nunca me enseñaron a dar las gracias más importantes de todas: a los problemas.

Porque cuando me das un problema me das una muestra de Tu confianza. Sabes, que por difícil que sea, podré resolverlo, que yo soy la persona indicada para hacerlo. Y saberse poseedor del voto de confianza de Dios es grandioso, aunque la mayoría de las veces la pesadumbre de la situación no me deja entenderlo así.

Sin mis problemas hoy no sería la persona que soy. Porque si me hubiera dado por vencida no tendría sabiduría, experiencia, paciencia, fe, ni todas esas virtudes que muchas veces no vienen con sólo desearlo, sino que se adquieren como consecuencia de enfrentar todos esos retos a los que llamamos problemas.

Sin ellos no hubiera tenido la tranquilidad de ayudar a mis hijos cuando es a ellos a quienes les toca resolverlos. Haberlos vivido me da la paz suficiente para ser su guía y apoyo en sus momentos difíciles, y por eso te doy gracias.

Porque gracias a éstos me has mostrado la grandeza de mi vida, lo afortunada que soy, lo grande que puedo ser, porque cada uno de ellos es un reto, un aprendizaje, una bendición. Porque quien no tiene problemas no ha vivido, no aprecia lo que tiene. Porque, como bien sabemos, sólo conociendo la oscuridad aprendemos a apreciar la luz.

La vida se aprende a través de contrastes y así, sólo así, nos damos cuenta lo afortunados que somos al tenerte de nuestro lado y de Tu amor por nosotros, porque nos permites sufrir para que aprendamos a vivir. Y esa es la más grande prueba de Tu misericordia. Amén

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