sábado, 23 de enero de 2010

Navidad, navidad, navidad

Ya llegó la tan ansiada navidad. Tiempo para divertirnos, comer, bailar y disfrutar. Pero sobre todo, tiempo para recordar el nacimiento del Niñito Jesús. Hace tres años la navidad significa para mí algo adicional, algo más intenso. Navidad es el tiempo de la familia. Esto para nadie es algo nuevo. Para mí sí. Porque cuando la familia se descuadra entonces es cuando nos damos cuenta de lo afortunados que éramos. Lamentablemente cuando ya no tenemos la oportunidad de completarla a su estado anterior es cuando más lo deseamos.

Hace unos años, desde el final de noviembre sólo pensaba en los adornos y festejos que comenzarían a partir de esa fecha. Iba sacando las cosas del garage, haciendo la limpieza a fondo de la casa, comprando ropa nueva y todos esos preparativos que se hacen para cuando llegue diciembre. Ahora mi visión ha cambiado. Mi ángel al partir me dejó un regalo muy importante y pesado. Me dejó el regalo de la conciencia. Ahora miro la navidad a través de otros ojos. Siempre miro la fiesta y los adornos, pero también pienso en caritas tristes y huecos vacíos.

Ahora no sólo pienso en esos huequitos que se quedan cuando la gente a quienes amamos van pasando a la Gran Fiesta, a la fiesta del Gran Anfitrión, sino que también pienso en otras situaciones. En niños sin regalos, en viejitos solos, en personas enfermas, en nuestros soldados en la guerra. Ahora me doy cuenta de que la vida sigue igual solo que la gente, como en una gran mascarada, se pone antifaces para seguir la fiesta sin tener que ver lo que continúa pasando a su alrededor. Yo retiré el antifaz de mi rostro y decidí que la navidad sería algo más. En mi navidad habrán más “te quiero”. Habrán regalitos de más para esos niños que no tienen. Habrán palabras dulces para la gente que está sola y lejos. Habrá compañía para el que esté solo. Por eso amigos, los invito a quitarse las máscaras junto a mí y hacer una navidad menos colorida pero más hermosa, menos musical pero más profunda, con menos fiesta pero más intensa. Los invito a celebrar la navidad con el rostro descubierto y mirando de frente a quien nos necesite. Esa es la verdadera navidad.

En mi arbolito junto con el nacimiento habrá un adorno nuevo. La foto de ese ángel que me enseñó con su ausencia que la navidad es algo más. Porque su rostro junto al del Niñito Jesús es el recordatorio de esa Gran Fiesta que nos espera a todos pero a la que no tendremos entrada si no celebramos una navidad con conciencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario