sábado, 30 de enero de 2010

Esquela en vida

“Mamá, has sido la luz de mis ojos.” “Eres mi amor eterno, mi compañera perfecta.” citan algunas.

¿Por qué escribir estas palabras cuando ya no se pueda leerlas, cuando los ojos de la persona amada ya estén cerrados para siempre? Por eso, de ahora en adelante, escribiré mis esquelas en vida. No esperaré a la muerte para decirle a alguien cuánto significó para mí ni lo importante que fue en mi vida. Porque quiero estar segura de que el recipiente de mis palabras las recibió. Porque quiero que sientan mi amor cuando todavía su corazón late.

Por eso quiero recibir las mías mientras aún viva. Así quien las escriba tendrá la oportunidad de plasmar con su pluma palabras de amor en mi alma. A cambio recibirá la más tierna de mis miradas, el regocijo de mi corazón y más amor como respuesta. Mientras tanto podremos abrazarnos y mirarnos a los ojos para recordarnos más intensamente el día en que ya no haya respuesta posible.

Para esto no podemos esperar a que la muerte sea nuestro testigo. Porque la muerte solo nos separará para siempre y entonces ya no habrá más miradas. Ella traerá dolor y espanto y será demasiado tarde. El escritor de tan tiernas palabras no obtendrá amor como respuesta, solo dolor. Es entonces que realizaremos que hemos desperdiciado una vida entera con nuestro corazón en silencio.

sábado, 23 de enero de 2010

Lo confieso, tengo déficit de atención

Increíble, pero muy cierto. Está equivocado quien piense que el Déficit de Atención e Hiperactividad es una condición que afecta a los niños solamente. Y que conste, no es una suposición, tengo un diagnóstico oficial. Lo digo abiertamente pues no hay nada de qué avergonzarse, al contrario. He tenido que superar grandes obstáculos para ser lo que soy ahora, gente de provecho que lleva una vida normal. Lo puntualizo para esperanza de todas aquellas madres que crían niños con esta condición. Ahora, esto es para los que tienen la condición de verdad, porque hoy en día a cuanto nene majadero y malcriado que existe le ponen la etiqueta para justificar la mala educación que le dan los padres. Con esto resuelve la escuela y ellos. La escuela lo controla con una pastilla y los padres evaden su culpa.

Desde pequeña sabía que algo pasaba conmigo, solo que no sabía lo que era. También mi hermana sabía que pasaba algo no en balde la monja mandaba la notita con ella cuando quería buscar a mis padres. Pero algo bueno había en todo esto, como yo nunca me enteraba porque siempre andaba etérea por las nubes, era ella quien pasaba las vergüenzas. Hubo momentos que papi tuvo que ir a la escuela al menos una vez cada dos semanas casi siempre por la misma queja, no paraba de hablar ni me quedaba quieta en el pupitre. Jodí tanto cuando chiquita que les aseguro que si hubieran habido pastillas a mí también me las habrían dado.

Tengo muchísimos cuentos al respecto y desde tan temprano como Kinder. Una noche mi padre, orgullosísimo porque su retoño ya iba a la escuela, me pregunta: “Hija, ¿no tienes nada que estudiar hoy?” “Sí papi, tengo asignación.” “Pero no te he visto haciéndola.....” Encongiéndome de hombros le contesté: “No papi, porque es algo de leer......¡y como yo no sé leer!” Suspirando lo más profundo que pudo y armándose de argumentos para convencerme dice: “Claro Beatriz, para eso estás en Kinder, para aprender a leer y a escribir. Si no practicas, ¿qué vas a hacer si no aprendes ni a escribir tu nombre?” Feliz y campechana le contesté: “No te apures papi, yo me lo copio del bulto.”

En la escuela intermedia era una de las monjas quien lo mandaba a llamar (porque para completar, estudié en una escuela de monjas). Una tarde, rojo de la vergüenza aún, me llamó a capítulo: “Beatriz, una vez más Sor Gregoria me mandó a buscar.” Mirándolo a los ojos, lo más convencida que pude le dije: “Papi, ¿no te das cuenta de que está enamorada de tí?”

Toda mi carrera escolar estuvo salpicada por anécdotas parecidas y por las visitas de mis padres. Nunca tuve 4.0 puntos ni me llevé medalla alguna, pero lo logré gracias a mi espíritu de lucha, a la perseverancia de mis padres y a una que otra pela. Actualmente tomo cursos graduados en el Colegio y aún lucho por mantenerme atenta y sentada. Sigo metiéndome en los salones equivocados y a horas equivocadas como cuando estudié ahí hace más de 25 años. Pero les puedo asegurar que se puede alcanzar el éxito.

Y como habrán podido notar, todavía me cuesta mantenerme callada.

Y a tí, ¿qué te hace feliz?

Qué contestarías si viniera un joven, sonrisa en boca y Coca Cola en mano, a preguntarte qué te hace feliz. De eso trata la noticia que acabo de leer. La Coca Cola le está pagando un viaje de un año a tres jóvenes de diferentes nacionalidades para que, al paso de una ciudad al día, les pregunten a los nativos qué los hace feliz.

Pues bien, de momento todo parecía correcto hasta que a uno de los jóvenes se le ocurrió comentar, como si fuera la grandiosa idea, que estaba loco por llegar a Haití. Sí gente, llegar a Haití a preguntar qué motivos los llevan a estar feliz. ¡Por Dios! ¿A quién se le ocurre? No es suficiente con tener hambre y sed, haber perdido tu hogar, tener un par de familiares muertos, para que encima se te acerque un jovencito, todo muy coloradito él, con su ropita limpia y su refresco en mano y te pregunte cándidamente: “Dime, ¿qué te hace feliz?” Claro, para todo aquél que ha estado vagueando un año entero con los gastos pagos no se le hace difícil la idea de ser feliz, pero señor, preguntarle a las víctimas de un terremoto es otra cosa, es sencillamente una burla.

¿Hasta dónde ha llegado la insensibilidad humana? Insensibles e insensatos somos todos, desde el que hace la pregunta hasta el que publica la nota. Porque repetir semejante imbecilidad es peor aún. Señores, es una falta de respeto a todos los que pensamos de verdad y vivimos día a día preocupados por el pueblo haitiano.

Pongámoslo de esta forma. Cojamos el mismo muchachito, matémosle la madre y al pie de su féretro le preguntamos: Oye guapo y a tí, ¿qué te hace feliz?

Maripili y sus doce baños

Ayer viendo “La Comay” escuché una noticia excepcional: la mansión nueva de Maripili tiene doce baños. ¡Doce baños! O sea, doce inodoros. Cuando estaba a punto de entrar en crisis mi hermana me aclaró: “Nena, ella tiene sirvienta”. ¡Fiu! Claro, quien tiene una mansión de semejante magnitud tiene quien le ayude a limpiarlos. Lo siento pero con mi mente pobre (de dinero) y estrecha, de primera intención no lo imaginé, pero es lógico. Sin embargo, también tengo cierto grado de decepción. Ya estaba volando con mi prodigiosa mente imaginándome a Maripili con ropa vieja, sudá y espelusá, “ajosicá” lavando cada uno de sus inodoros. Esa era mi mejor venganza hacia ella por tener ese pelo y ese cuerpo asquerosamente perfectos, aunque su inteligencia es prodigiosamente imperfecta.

Aún así seguí pensando, “¿doce baños?”. ¿Para qué alguien con un núcleo familiar de tres personas quiere una casa con doce baños? En el peor de los casos si le diera diarrea a los tres a la vez todavía quedan nueve sin usar. En mi casa hay solo 2 ½ baños y por lo general todos queremos usar el mismo inodoro, así que, en mi caso sobrarían once siempre. Quizás es que invita a media parentela a quedarse en su casa en ciertas épocas lo que justificaría semejante derroche en “tronos”, pero aún así, el resto del año tiene inodoros de más. Lo siento, no hay más formas de justificarlo, por lo tanto este asunto de los cuartos de baño es pura ostentación. Claro, ¿quién sino Maripili puede ostentar con algo semejante?

En términos de ostentación, el problema es que hay mucha gente como Maripili, ostentando por cuanta cosita de más pueden tener. El asunto no es que ostenten, sino como tratan a quienes solo tenemos dinero para uno o dos inodoritos. Nos miran mal, nos tratan peor que a un perro, nos desprecian y se nos cuelan en cuanta fila hay, y eso, por más que digamos que no, a veces es intimidante. Porque esta gente camina por la vida atropellando a los demás, humillando y escupiendo prepotencia por ahí.

Sin embargo, alguien me dijo una vez: “hay un método infalible para recuperar el orgullo cuando sientas que alguien te intimida porque se siente más que tú. Sólo imagínatelo cagando (lo siento, no hay mejor forma de decirlo). Así te darás cuenta que todos somos iguales.” Gente, mi vida no es la misma desde entonces. Definitivamente, el método es infalible.

¡Ah! ¡Con razón! ¡Ahora entiendo por qué Maripili necesita tantos baños!

¿Cómo pueden? Odio los celulares

Vengo del supermercado y me eché el doble del tiempo necesario para hacer una compra. ¿Saben por qué? ¡¡Por culpa del dichoso celular!! ¡Y no dañárseme el condenao! Todo el mundo se antojó de llamarme.

A mí no me gustan los celulares. Sé que son un mal necesario, son un agente disociador, rompe grupo, distancia la familia y limita la comunicación entre la gente. Sí, la limita!! Hoy en día, traten de hablar con un adolescente por un período que se prolongue por más de 10 minutos,..... imposible. Si no te interrumpen para hablar lo hacen para textear. Por lo menos el texteo es más discreto y rápido. O traten de mantener una conversación de sobremesa en alguna cafetería en la que hayan ido a almorzar con los compañeros de oficina. Ni soñarlo.

Todos hemos sido víctimas del uso indiscriminado del celular. ¿A quién no le ha tocado ir detrás de algún tipo que va al paso de la gallina hablando tiernamente por un celular? ¿o esperar a que esta doñita dé pa' lante y pa' atrás intentando estacionarse con un celular en la oreja? ¡No saben hacerlo con la cabeza derecha imagínate con la cabeza escocotá!

Por lo mismo que no me gustan los celulares, tampoco tengo una unidad nueva. Todo el mundo me critica porque el mío es el equivalente a un Toyota del 1990 estartalao: feo y acabado pero te lleva a todas partes. Mi teléfono es genial. Hubieran visto la cara de la gente en el Mayaguez Mall cuando se me cae y se desarma en pedazos desparramado por todo el pasillo. Todos me miran con cara de tragedia recogiéndome las piezas una a una, hasta que yo, triunfalmente, las armo todas de nuevo, lo prendo ¡y sigo hablando!

Pero no todo es negativo. Estoy segura de que todos tenemos alguna anécdota jocosa con un celular, como la de mi hermana. Venía ella del correo en su carro hablando conmigo por su celular. Cuando de pronto, como una posesa me dice: “Ay, te dejo porque acabo de dejar el celular en el correo y me lo van a robar” ¿¿¿......??? Digo yo, ¿entonces por dónde me hablaba?

Pero la más genial le tocó a mi amado Carlos Colberg. Iba Abi muy campechano por el parking de Sams junto a mi mamá, mi hermana y mi sobrina Yeye mostrándoles su flamante celular nuevo.
“Mira....” le dice a mi hermana enseñándole un estuche amarrado a su correa, “le compré este estuche al celular para cargarlo a la cintura. Ahora sí que no se me pierde ni me lo roba nadie.” No bien termina la frase, comienza el celular a sonar....RING, RING, RING. Muy elegante, como solía serlo él, comienza a manipular el celular para llevárselo a la oreja, pero..., NO SALE. “Carlos, contesta ya” le dice mami. “No puedo” contesta él, “no puedo sacarlo de mi cintura.” “Haz algo” le dice ella desesperada, mientras Yeye se dobla y mirando la pantalla le grita: “Es Tití quien llama”. “Avanza Carlos, es Bei”....... “No puedo Myrna, ¡no sale!” RING, RING, RING, RING. Es entonces cuando, en un arranque desesperado, Yeye abraza a Abi por la cintura, pega la oreja al celular amarrado de la correa y dice: “HELLO, ¿Tití?, llama más tarde que Abi no te puede contestar”......¿Que no me puede contestar? ¿Por qué?....... “porque tiene el celular pegado a la cintura y no le sale. Ahora mismo vamos caminando por el parking de Sams, él con las manos arriba (como en un asalto) y yo doblá hablando por su cintura.”

¡Imagínense la estampa!

La égida de mis sueños

Hace tiempo que este asunto de la expectativa larga de vida me tiene preocupada. La gente ahora vive más, por lo tanto, la vejez se alarga. Y yo quiero una vejez divertida. Recuerdo que mi abuela solo hablaba de que cuando fuera vieja (no sé qué más vieja quería ser...) soñaba con que la cuidáramos y la añoñáramos como si fuera una muñeca. ¿Pensar en un asilo? JAMÁS!! Eso era para quienes los hijos no los quisieran. Pues bien, si la querías tenías que cuidarla. Otra cosa, el tostón nos tocaba a nosotras porque los varones no están para eso. Por lo tanto, yo estaré jodida (perdonen lo altisonante) porque no tengo hijas. Ya me veo en el futuro, muerta de hambre y oriná hasta la coronilla esperando que Andrés y Fernan tengan tiempo de venir a limpiarme...........¡ja, ni pa'l krajo! Y no los culpo por eso, según yo quiero una vejez más divertida, también quiero que ellos tengan libertad de ir y venir sin estar pendientes de llevarle la natilla fría a la vieja. Conclusión: voy de cabeza para una égida.

¿Cuál es el escándalo si esto de las égidas fue lo mejor que se han podido inventar? Piensen, no hay que limpiar, ni cocinar, ni hacer el patio. Tienes tus comidas y meriendas calientes y a su hora, otras viejas para chismear y televisión por 12 horas. Hello, ¿¿qué más quieres?? Ahora bien, mi égida tiene que ser especial, tiene que tener otras cosas adicionales. Por ejemplo, tendrá happy hour (Don Q cristal en el ensure, please), sex shop (con viagra “over the counter”), permitirá mascotas y los matrimonios podrán dormir juntos en la misma craftmatic. Tendremos “jarana” los lunes, bingo los martes y dominó los miércoles, (ambos con apuestas de dinero para matar las ganas del casino), karaoke los jueves, noche de tapas los viernes y gira los sábados por aquello de que los empleados necesitan estar solos un día para limpiar con calma y sin tanto viejo jodiendo. ¡Sí ya sé, faltan los domingos! Éstos podemos dejarlos para que los hijos nos visiten y calmen sus sentimientos de culpa haciendo Goofy Games con los nietos. ¿No suena divertido? Según la temporada tendremos clases de salsa, merengue, bachata, reaggetón y eligiremos el rey y la reina del mes.

Con todo esto en mente estaremos tan ocupados divirtiéndonos que no nos daremos cuenta de si estamos en una égida o en un crucero. Y lo mejor es que como la mayoría estaremos chochos las actividades se pueden repetir sin preocupación porque nadie se va a acordar de lo que hizo la semana anterior, jajaja! ¿No creen que es un éxito?

Un premio a lo ordinario

En los últimos tiempos en los pueblos de nuestra querida tierra la moda es repartir premios y reconocimientos a diestra y siniestra. Que si fulanito compitió en tal deporte y nos trajo una medalla, que si Perencejito, el hijo de Juanito, es un cantante de renombre en las tribus bajas del norte del Congo, que si Zutanejo salió de extra en la última película de Jacobo Morales y hay que destacarlo. Por el contrario, si eres de lo más ordinario nadie se fija en tí ni te reconoce. Teóricamente ser ordinario no vale nada, no es importante y mucho menos será motivo de agasajo.

Pues mi opinión es que hay muchas cosas ordinarias dignas de ser reconocidas, claro siempre que tomemos la palabra ordinario en el contexto de “lo común, regular y que sucede habitualmente”, o sea, lo que se hace todos los días, la costumbre. Porque hay cosas ordinarias mucho más importantes que ganarse una medallita allá, salir en otra peliculita por acá o cosas por el estilo. Porque lo ordinario, lo que se hace todos los días, es lo que a la larga realmente tiene peso, lo que repercute.

Teóricamente son de categoría ordinaria muchas madres que día a día se preocupan por darle una educación moralmente aceptable a sus hijos. También lo son aquellas personas que día a día visitan enfermos en los hospitales para acompañarlos o aquellas viejitas que prestan servicios en sus iglesias. Y qué decir de todos aquellos trabajadores que hacen sus labores con amor y devoción diaria sencillamente porque aman lo que hacen aunque sean unos sencillos zapateros, plomeros, jardineros o carpinteros. Porque hemos perdido la perspectiva de lo verdaderamente importante y para mí lo importante es lo ordinario.

Porque sin esas madres que hacen su trabajo ordinario no habrían hombres y mujeres de provecho, sin los voluntarios comunes y corrientes nuestros enfermos y desvalidos no tendrían esperanza, porque sin zapateros no tendríamos zapatos, porque gracias a un carpintero es que tenemos la esperanza de una vida eterna.

¿Qué aportan los medallistas, cantantes, cineastas y demás celebridades que no sea gloria? En mi caso la gloria a la que yo aspiro, que es la eterna, solo se consigue haciendo bien las cosas ordinarias de todos los días y no una gran hazaña una vez en la vida.

Y eso a nuestros líderes se les olvida destacarlo.

Krajo, cono...o la importancia del lenguaje.

La tecnología es maravillosa, nadie lo dude. Pero según lo maravillosa que puede ser también puede ser desastrosa. Últimamente hemos escuchado muchas noticias sobre la falta de actividad física de nuestros niños debido a los juegos electrónicos como también hemos escuchado de muchas personas que han dejado a un lado su vida social real por dedicarse únicamente a redes sociales virtuales como facebook y twitter.

Pero si hay algo que me tiene preocupada es lo que la tecnología le está haciendo a nuestro idioma. Ya no se entiende lo que la juventud escribe. Que si “t kiero”, “grax x traerme mah”, “me stuvo aki”, “tngo n dia spr largo”. Por Dios!! Jeroglíficos puros. Y no sólo la tecnología está haciendo estragos, el inglés también nos está matando. La mayoría de las computadoras que se venden en Puerto Rico están configuradas para el inglés. Por lo tanto, no tienen acento ni “ñ”. Alguna gente se preocupa por buscar cómo poner los acentos pero a la pobre “ñ” me la tienen olvidada. Nada más miren en facebook los mensajes del 31 de diciembre. ¡Cuánta gente nos deseó tener un ano nuevo! Señores, todos sabemos lo que es un ano. Cada vez que leía un mensaje de felicitación les juro que me sonaban los oídos e invariablemente pensaba: “con tantos anos nuevos nadie tendría problemas de estreñimiento.” Tengo que confesarle que vivo enamorada de la “ñ” y que cada vez que veo algo escrito donde la ignoran siento que me da algo. Y para el que piense que la “ñ” no es lo suficientemente importante lo reto a leer la siguiente oración ignorándola:

“Dile al ñoco que te dé un ñaqui de ñame o caña para darle de comer a la pequeña niña mañosa de la muñeca en la mano que viene mañana de visita a la cabaña en Añasco.”

Y para todo aquél que aún piense que esto del lenguaje no es tan importante, les dejo con la siguiente imagen: Está usted parado pacientemente esperando por que se desocupe un estacionamiento en el Mall para acomodarse. De momento viene este atorrante en sentido contrario al suyo y le coge descaradamente el espacio que usted esperó. Cree usted que tendría el mismo sabor gritarle: “¡krajo, cono, puneta, ojalá tengas veinte anos de estrenimiento!........¿Verdad que no?

La Caja

"¿¿Qué les regaló papá??"

Este es uno de los grandes titulares de uno de los periódicos de la Isla, qué les regaló Ricky Martin a sus hijos. No sé qué les regaló Ricky a sus retoños pero sí puedos decirles qué NO les regaló. Pongo mi cabeza en un picador, apuesto lo que sea, me voy hasta las teleras de que Ricky no les regaló a sus hijos una caja. Sí, entendieron bien........, UNA CAJA. No es que nos regalaran a propósito una cuando éramos pequeños pero, en esta vida, ¿quién de nosotros no jugó alguna vez con una caja y hasta la prefirió al juguete que llevaba adentro? De pensarlo nada más recuerdo horas y horas de diversión.

Una vez en mi casa compraron una lavadora.....¿o fue una estufa? no sé, no importa. Lo importante era su caja. Mi hermana y yo jugamos horas y horas con ella. Mi papá le abrió una puerta y dos ventanas y nosotras, pequeñitas al fin, jugamos a la casita por días. ¡Qué días aquellos! En ese momento ninguna casita de muñecas por lujosa que fuera hubiera podido apartarnos de aquella caja. Otra caja importante en mi vida fue una caja de chocolates que me regaló mi abuela. Ésta simulaba un cofre. En mi inmensa imaginación esta caja sirvió de caja registradora si jugaba a las tiendas, cofre del tesoro si jugaba a los piratas, armario de la ropa para mis muñecas y hasta de cofre de cartas de amor de un novio imaginario. ¿Recuerdan las cosquillitas que se sentían en la barriga cuando se bajaba barranca abajo sentado en una caja? Y para quien piense que esto sólo sucedía en mis tiempos que le pregunte a mi hijo Andrés y mi sobrino Guillo cuánto no se divirtieron cuando Tito le amarró un cordón a una caja extra grande de pampers, los montó adentro y los arrastró por toda la casa como si fuera un trineo. ¡Ah diversión sin fin!

Al menos yo he tenido la suerte de jugar con una caja antes de que me llegue la definitiva.....la mortuoria. Es una pena que la generación que se levanta ahora la caja más grande que ha visto ha sido la de su playstation y que lamentablemente su imaginación se esté quedando igual de chiquita que las cajas que les rodean.

¡Me los imagino a todos ahora recordando sus aventuras de cartón! ¿Podrían contarme qué están recordando?

Navidad, navidad, navidad

Ya llegó la tan ansiada navidad. Tiempo para divertirnos, comer, bailar y disfrutar. Pero sobre todo, tiempo para recordar el nacimiento del Niñito Jesús. Hace tres años la navidad significa para mí algo adicional, algo más intenso. Navidad es el tiempo de la familia. Esto para nadie es algo nuevo. Para mí sí. Porque cuando la familia se descuadra entonces es cuando nos damos cuenta de lo afortunados que éramos. Lamentablemente cuando ya no tenemos la oportunidad de completarla a su estado anterior es cuando más lo deseamos.

Hace unos años, desde el final de noviembre sólo pensaba en los adornos y festejos que comenzarían a partir de esa fecha. Iba sacando las cosas del garage, haciendo la limpieza a fondo de la casa, comprando ropa nueva y todos esos preparativos que se hacen para cuando llegue diciembre. Ahora mi visión ha cambiado. Mi ángel al partir me dejó un regalo muy importante y pesado. Me dejó el regalo de la conciencia. Ahora miro la navidad a través de otros ojos. Siempre miro la fiesta y los adornos, pero también pienso en caritas tristes y huecos vacíos.

Ahora no sólo pienso en esos huequitos que se quedan cuando la gente a quienes amamos van pasando a la Gran Fiesta, a la fiesta del Gran Anfitrión, sino que también pienso en otras situaciones. En niños sin regalos, en viejitos solos, en personas enfermas, en nuestros soldados en la guerra. Ahora me doy cuenta de que la vida sigue igual solo que la gente, como en una gran mascarada, se pone antifaces para seguir la fiesta sin tener que ver lo que continúa pasando a su alrededor. Yo retiré el antifaz de mi rostro y decidí que la navidad sería algo más. En mi navidad habrán más “te quiero”. Habrán regalitos de más para esos niños que no tienen. Habrán palabras dulces para la gente que está sola y lejos. Habrá compañía para el que esté solo. Por eso amigos, los invito a quitarse las máscaras junto a mí y hacer una navidad menos colorida pero más hermosa, menos musical pero más profunda, con menos fiesta pero más intensa. Los invito a celebrar la navidad con el rostro descubierto y mirando de frente a quien nos necesite. Esa es la verdadera navidad.

En mi arbolito junto con el nacimiento habrá un adorno nuevo. La foto de ese ángel que me enseñó con su ausencia que la navidad es algo más. Porque su rostro junto al del Niñito Jesús es el recordatorio de esa Gran Fiesta que nos espera a todos pero a la que no tendremos entrada si no celebramos una navidad con conciencia.

Pide tres deseos

Muchas veces he pensado qué desearía si se me apareciera un genio y me concediera tres deseos. Con el paso de los años esos deseos han variado. Para ser honesta, muchas veces no ha sido necesario que pasen los años, a veces solo pasa uno que otro mes. Pero hay un deseo que ha sido recurrente con el tiempo. Es recurrente mes tras mes. Cierro los ojos y me imagino un genio guapo y adorable que me pregunta con la voz más sexy de mi vida: “Dime tus tres deseos”. Y yo le contesto con plena convicción y coraje: “Mi primer deseo es............que los hombres tengan menstruación una vez en su vida”.

Chicas, ¡¡¿no sería maravilloso?!!!! ¡¡Piénsenlo, es genial!! Un hombre con síndrome pre menstrual y después una buena menstruacción por tres días, qué gran lección! Les apuesto que después de esa etapa en su vida jamás osarían en juzgarnos con lividez. Piensen en la cara de su jefe cuando alguno de sus subalternos tenga una discusión con él y......... se eche a llorar!!! Se imaginan?? Todos sus compañeros mirándolo con cinismo y comentando con sarcasmo “Déjalo, tiene PMS” JA! Qué sueño!! Quien no ha tenido una amiga con un marido o novio detestable, de esos que no tiene ninguna consideración con ella y que en medio de su soñada luna de miel al tipo le llegue la regla. También me los imagino quejándose por las mañanas, “no me puedo levantar” y nosotras diciéndole, “Por Dios, es solo una regla”. O un tipo bien rudo y machista yendo a trabajar con una toalla sanitaria puesta. Las posibilidades son infinitas. Imagínenselos con mal humor, hinchazón, dolor y rabietas....¡de ensueño!

Todos los meses imagino lo mismo. Cada vez que algún varón me mira con desdén durante esos días busco desesperadamente la lámpara mágica de Aladino con la esperanza de que aparezca y que algún día se conceda mi deseo.......mi venganza. Y para el que no aprenda la lección después de su experiencia con un buen embarazo lo completaría.

Ya yo te conté el mío, ahora amiga, cuéntame, cuál sería tu deseo???

Soy una boricua parlanchina, ¿y qué?

Soy una boricua parlanchina, y qué??

En el periódico de hoy hay un artículo escrito por el insigne Luis Rafael Sánchez donde hace referencia a un manual de introducción a la sicología en la que describe el parloteo compulsivo e incontrolable como el “puertorrican woman talking syndrome”. Hello!!!!???? Descubrieron el orinoco.

Como bien puntualiza él en su escrito, ¿es que acaso no hay gringas, dominicanas, colombianas, alemanas, o lo que sea, que no haya caído alguna vez en la sublime tentación de hablar sin parar? Obviamente el brillante autor del manual no ha estado en una guagua escolar llena de mujeres, sean de la nacionalidad que sean para darse cuenta de que el asunto no viene con la nacionalidad, sino con la menstruación. Es suficiente con que sean mujeres, punto. Aunque debo advertir que, como bien dice Luis Rafael Sánchez, estas tentaciones no son exclusivas de los seres que menstruamos. Conozco algunos individuos medio “viagristas” que padecen del mismo mal.

Impensable leer semejante información y quedarme callada, que ya de por sí, según la ciencia, para las boricuas, incluida yo, es imposible. Parlanchina sí, y a mucha honra!!! Ya lo decía mi papá, callarme era imposible, lo único que, para él, además de parlanchina también era dicharachera. Pero claro, ahora nadie se acuerda de lo mucho que gozaban con mis cuentos, mis ocurrencias y chistes. Y no soy solo yo, la inmensa mayoría de mis amigas somos iguales y nos la pasamos divinamente bien cuando estamos juntas. Y ni hablar cuando el junte es para llorar, ja! Ese es otro cantar. Juntarnos a hacer cónclave para llorar penas del corazón es otro rollo. Sin embargo, les aseguro que a nuestros hombres les parecemos divertidas, changas, seductoras y coquetas. Porque así son nuestros boricuas, locos con sus chicas alegres, habladoras y divertidas. Porque según de fogosas somos para hablar, también lo somos para amarlos, cuidarlos, mimarlos y adorarlos. ¡A que de eso no se quejan!

Nada, el que quiera una muda, que se busque una gringa.

Odio los príncipes azules

Odio los príncipes azules de Disney. También odio los galanes románticos de las películas de Hollywood. Sí, ya sé que todos sabemos que son un engaño. El problema es que aunque sabemos que son irreales, los vemos, los soñamos, los sufrimos y los deseamos. Cuando venimos a ver, estamos comparando al primer primate que se nos planta en frente con el príncipe de Aladin o con William Levy en Sortilegio.

Nosotras las mujeres somos muy tontas. Siempre estamos pendientes de este tipo de historias. Las escuchamos o las vemos en la tele para luego andar por la vida babeándonos por conseguir un tipo igual. Porque soñar no cuesta nada y si encima sale lindo, cariñoso, y muerto de amor por nosotras, vaya usted a ver qué tentación!! El problema está en que cuando despertamos del sueño lo que encontramos a nuestro lado es un barrigón, medio calvo, que ronca, tira peos y tose.

Niñas, lo que tenemos que internalizar es que el barrigoncito y canoso que despierta tiernamente a nuestro lado es muchas veces quien también nos ama con nuestros dolores menstruales y miseras. Un chichito aquí, otra canita por allá, una neura por aquí, otro kotex por allá. Este espléndido príncipe es quien vela tu sueño cuando los mocos del catarro no te dejan dormir. Es quien, la mayoria de las veces, cuando te quitas la ropa, no te encuentra perfecta, pero eres suya, eres quien lo entiende, lo tolera y lo mima, y sobre todo, con quien disfruta sin estar pendiente de los pelos mal puestos y de esconder las imperfeciones y eso para ellos es mucho más importante que un cuerpo perfectamente formado.

¿Que pueden ser un poquito más cariñosos, o comprensivos, o añoñarnos más?, ¡pues claro que sí! Pero también nosotras podemos serlo y a veces se nos olvida. Los príncipes azules muchas veces son invisibles a los ojos de sus princesas rosadas. La idea es que se sigan buscando uno al otro, debajo de capas y capas de piel, porque al final de esa cubierta encontraremos un alma noble que nos ama tal cual somos con defectos y virtudes. Y eso, muchachas, no se encuentra en las novelas, se da solo en la vida real.

Una anécdota de la vida real

Quiero contarles la lección más valiosa que me dio mi hermana cuando tuve a mis hijos; Nunca hables con tus niños a menos que los estés mirando directamente a la cara, solo así conocerás el verdadero significado de sus palabras.

Deseo aclararle que esta historia es completamente real y surje de una anécdota que nos sucedió con nuestro sobrino Guillo.

Una bonita tarde de verano, estaba Guillo con seis años sentadito en su silla favorita viendo televisión tomándose un juguito. De momento se hace una pausa y el niño pregunta;

Mamá, ¿qué es un preservativo?

Gira la madre sobre sus pies y agarra fuertemente el mapo para no caerse desmayada ahogando un grito de espanto. ¡HORROR! ¡PÁNICO! Llegó la temida hora de hablarle de sexo al nene. Respirando profundamente y haciendo acopio de todo lo aprendido en libros y universidades, le contesta con voz maternal e inocente: "hijo, un preservativo es un condón".

En plena cuenta regresiva, llega la más capsiosa de las preguntas; "¿Má, y para qué se usan los condones?" !Jaque Mate!, no hay vuelta atrás. Con fuerza de voluntad, serenidad, naturalidad y toda la paciencia de la que podamos hacer acopio comienza la explicación, a toda velocidad y sin dejar de mirar al suelo:

"Hijo, un condón es una bombita que se ponen los hombres en el pipí para evitar tener hijos" Punto, sencillo y firme, soy una mostra! Al notar que el niño no respondía nada, la madre le busca la mirada y lo encuentra mirando la etiqueta de su jugo; "Mamá, no entiendo", "No entiendes qué,Guillo? ¿Para qué un snaple quiere un condón?? "Mira mamá, su etiqueta dice "no tiene preservativos".


MORAJELA:

SIEMPRE MIREN A SUS HIJOS CUANDO LE HABLEN DE COSAS DELICADAS Y AVERIGUEN PRIMERO A QUÉ TIPO DE PRESERVATIVOS SE REFIEREN!!!

Quisiera ser ermitaña

En este tiempo en el que vivimos una de las grandes plagas de nuestra generación es la soledad. Estamos solos porque pasamos demasiado tiempo con la TV, la computadora, el trabajo y todas esas herramientas que tenemos para encerrarnos en nosotros mismos.

A pesar de esto, desde hace un tiempo juego con la idea de ser ermitaña. Sí, ermitaña. Porque los ermitaños siempren están solos pero con una diferencia sustancial versus las personas que están solas porque sí. Los ermitaños escogemos estar solos. Queremos estar solos principalmente porque mantenemos el control de nuestras vidas, de nuestras emociones. Y si mantenemos el control de nuestras emociones nadie nos hiere, ni nos humillan, ni nos dejan de querer. Ser ermitaño es una mejor opción al suicidio. Porque del ermitañismo se puede salir, de la muerte no. Aunque los beneficios son los mismos.

Si eres ermitaño no tienes porqué someterte a las reglas de nadie. Tú haces tus propias reglas. Ahora, no sería una ermitaña desgreñada, sucia y harapienta. Todo lo contrario, sería una ermitaña chic. Estaría siempre bonita, (el issue es estar sola, no fea) usaría los trajes largos que tanto me gustan, me maquillaría y andaría como arbolito de navidad, llena de adornos. Probablemente la gente pensaría que estoy loca, pero no importa!! Si ser loca es hacer lo que te gusta sin dejarte llevar por los convencionalismos de la sociedad, pues entonces ¡Qué viva la locura! No tendría problemas con gustarle a nadie, solo a mí misma. Cocinaría la comida deliciosa que tanto me encanta sin el sentimiento de culpa de que solo a mí me gusta. Dormiría con todos mis perros. Y lo mejor es que no tendría que someterme a los juicios de nadie, no me gritarían ni me humillarían y dormiría si quiero hasta el mediodía sin que me botaran de la cama. Esto suena como vivir en el País de las Maravillas. ¡¡Sería simple y llanamente libre!!

Todo suena muy tentador, pero hay que seguir intentándolo mientras haya que vivir.

Gracias a Dios por mis problemas

Dios:

Te doy gracias por todos los problemas que he tenido que enfrentar. Aunque hay algunos de los que no entiendo el propósito, sé que en algún momento Tu sabiduría se mostrará y encontraré su razón.

Cuando pequeña me enseñaron que debía darte gracias por mis padres, por mis hermanos, por mis amigos, mi casa, en fin, por todo lo bueno que me habías dado. Pero nunca me enseñaron a dar las gracias más importantes de todas: a los problemas.

Porque cuando me das un problema me das una muestra de Tu confianza. Sabes, que por difícil que sea, podré resolverlo, que yo soy la persona indicada para hacerlo. Y saberse poseedor del voto de confianza de Dios es grandioso, aunque la mayoría de las veces la pesadumbre de la situación no me deja entenderlo así.

Sin mis problemas hoy no sería la persona que soy. Porque si me hubiera dado por vencida no tendría sabiduría, experiencia, paciencia, fe, ni todas esas virtudes que muchas veces no vienen con sólo desearlo, sino que se adquieren como consecuencia de enfrentar todos esos retos a los que llamamos problemas.

Sin ellos no hubiera tenido la tranquilidad de ayudar a mis hijos cuando es a ellos a quienes les toca resolverlos. Haberlos vivido me da la paz suficiente para ser su guía y apoyo en sus momentos difíciles, y por eso te doy gracias.

Porque gracias a éstos me has mostrado la grandeza de mi vida, lo afortunada que soy, lo grande que puedo ser, porque cada uno de ellos es un reto, un aprendizaje, una bendición. Porque quien no tiene problemas no ha vivido, no aprecia lo que tiene. Porque, como bien sabemos, sólo conociendo la oscuridad aprendemos a apreciar la luz.

La vida se aprende a través de contrastes y así, sólo así, nos damos cuenta lo afortunados que somos al tenerte de nuestro lado y de Tu amor por nosotros, porque nos permites sufrir para que aprendamos a vivir. Y esa es la más grande prueba de Tu misericordia. Amén

¿Qué personaje de muñequitos quisieras ser?

Cenicienta

Porque después de limpiar y limpiar la recoge un tipo guapísimo y la lleva de fiesta.

Fiona

Porque tiene un marido que la adora aunque sea una ogra.

La sirenita

Porque tiene cinturita de avispa, no tiene menstruación y nunca le da calor.

Mafalda

Porque a pesar de la conciencia que tiene del mundo mantiene su inocencia de niña.

Minnie Mouse (esposa de Mickey)

Porque vive en Disney

Barbie

Porque tiene de todo y no envejece.

Una de las Chicas Charlie Angels

Por le dan pela a los hombres con tacos, maquillajes y peinados puestos.

Jazmín de Aladin

Porque viene este único príncipe y la tira a volar en una alfombra.

Vilma Picapiedra

Porque tiene a su cromañón comiendo de la mano.

Blancanieves

Porque le permiten vivir con 7 hombres a la vez.

La Bella Durmiente

Por que su príncipe azul la despierta con un beso.

Bella (la bella y la bestia)

Porque tiene la capacidad de convertir a su bestia en príncipe.

Pero sobre todo, me encantaría ser Gloria, la hipopótamo de Madagascar

Con sus chichos al aire, bailando, cantando y divirtiéndose sin importarle su peso ni su tamaño.

¿Quién quieres ser tú?

Demasiado. A todo aquél que se siente demasiado para los demás.

¿Quién en la vida no ha sido el patito feo de alguna historia? Todos! Sí señor!, todos hemos sido ese personaje en algún momento de nuestra vida. Y se siente terrible, uf! Porque el problema es que somos nosotros quienes le damos poder a quienes nos hacen sentir patitos feos. Muchas veces no nos damos cuenta que el problema no es que seamos feos como para rechazarnos, no, al contrario, es que somos “demasiado” como para mostrarnos, para pararnos su lado. Y no digo demasiado en términos físicos por aquello de no estereotipar. Sencillamente somos demasiado y punto. Demasiado inteligentes, demasiado simpáticos, demasiado dulces o sencillamente demasiado gente. Y para muchos eso es demasiado para soportar. Porque para el mediocre tener a alguien “demasiado” al lado los hace sentir disminuidos cuando realmente es lo contrario. Dos “demasiados” es igual a demasiadísimo. Dos amigas o amigos “demasiado” juntos hacen un par divertidísimo para compartir. Una pareja de “demasiados” juntos hacen una pareja perfecta, que se complementa, que se admiran uno al otro. Porque cuando se está seguro de sí mismo nada te opaca, al contrario, tu “demasiado” se complementa con otro como un espejo con la luz, la realza, la proyecta, la aumenta. Pero la gente está equivocada y crecen pensando que tienen que marginar todo lo que ellos piensan limitan su demasía. Así pasan por la vida pensándose equivocadamente “demasiados” y privándose de la compañía de gente maravillosa con la que pudieron divertirse mucho, aprender mucho, quererse mucho,........crecer mucho.

Gente, porque para ser “demasiado” hay que saberse nada. Nadie que se piense a sí mismo “demasiado” lo es. Porque el que es de verdad “demasiado” no lo sabe. Porque la demasía te la da el otro, no tú mismo. La grandeza verdadera está en el espíritu y solo crece con la grandeza de los demás. Porque el más “demasiado” de todos les lavó los pies a sus amigos, limpió sus llagas, enjugó sus lágrimas y dio la vida por todos nosotros. E, irónicamente, lo que quiere es que todo el mundo se pare a su lado.

Una ventana al corazón. Dedicado a mi hermana.

Señor:

Sólo un minuto para hacerte un pedido muy especial. Sé que tienes muchas cosas importantes que hacer y esto sólo te tomará un minuto.

"Quiero una ventana para mi corazón"

Sí, una ventana. Una ventana de cristal amplio y limpio. Jesús, como tú ves constantemente en los corazones de los hombres no entiendes para qué quiero yo una ventana. Te lo explicaré.
Quiero una ventana para que por ella se asomen y miren mi alma. Mirarán mi alma sin que medien las palabras y quien lo haga podrá saber inmediatamente y sin lugar a dudas lo que siente mi corazón.

Cuando mis hijos asomen sus ojos, inadvertidamente para mí, podrán ver el amor y la abnegación que siento por ellos. Ésta será la manera más directa e inequívoca en la que podrán sentir TU amor, porque el amor de una madre sólo puede ser comparado con el amor de Dios.

Los ojos de mi esposo podrán conocer mis verdaderos sentimientos. Así podrá saber lo que necesito, ya sea comprensión, aliento, pasión, protección, compañía o complicidad y todo al alcance de una mirada, porque todo aquél que sea capaz de mirar al corazón de una mujer será capaz de amarla con todo el amor de su corazón

Mis padres podrán ver y sentir la satisfacción del trabajo bien hecho. Cuando a veces piensen que algunas cosas fueron en vano, por esa ventanita podrán obsevar cómo sus enseñanzas crecen, echan raíces y dan frutos. Entonces por fin podrán sentirse orgullosos de mi.

Mis hermanos tendrán acceso ilimitado al corazón . Estaré disponible constantemente. Con solo mirar obtendrán amor, consuelo, fortaleza, hermandad y todos esos sentimientos tan sublimes y grandiosos que ellos me hacen sentir.

La Fama

A veces me imagino famosa. De hecho, cuando era pequeña no había fantasía más frecuente en mis juegos que imaginarme una cantante de éxito en pleno escenario con el público arrebatado con mi espectáculo. Otras veces era una persona completamente anónima a la que accidentalmente un artista la invitaba a cantar y era descubierta aparatosamente a lo “A Star is born”. Pero hasta ahí. Punto. Finito. El final. Desde entonces miro la fama como un enemigo natural más que como un sueño. Sí, me gusta que a la gente le guste mi trabajo, pero de ahí a que la autora de este trabajo se vuelva famosa son otros veinte pesos.

De solo pensar en todo lo que me voy a perder si me hago famosa me da espeluco. ¿Quién no ha tenido una cena hermosa, con una buena copa de vino, música romántica de fondo y uno mirando enamorado a los ojos de su pareja? Cuando más romántico está todo, cuando crees que se te va a declarar o a decirte que eres todo lo que él soñó llega un fanático a interrumpir para decirte que siempre te ha admirado, que sigue de cerca tu carrera y que le des un autógrafo. Sin contar el que viene a retratarse contigo. ¡Mano que bajón! Caminar por un centro comercial, imposible. Divertirte, peor aún. Amar a tu pareja en público, ni pensarlo. Sería como andar todo el tiempo con una cámara de televisión en directo revoloteando tu cabeza como si fuera una nube.

¿A quién no le gusta hacer maldades de vez en cuando? Si eres famosa, nada que ver. ¿Andar con tu ropa más cómoda? ¡Jamás! ¿Decir un buen coño cuando te golpeas? ¡Ni pensarlo! Un peito, una caída, una sonrisa, una lágrima, bailar ridículamente, decir lo que te da la gana y como te dé la gana o sencillamente divertirte.....nada de eso puedes hacer tranquilamente si eres famosa. ¡Hasta que se te salgan los mocos es un problema! Tienes que renunciar a esas riquezas sencillas y cotidianas que son las únicas que se van contigo a la tumba, porque la fama, más que un regalo es una carga muy pesada, una responsabilidad demasiado grande. Es renunciar a tu esencia por un poco de reconocimiento. Y a mí señores, mejor que me dejen en el anonimato que es donde más se goza.