viernes, 6 de agosto de 2010

El Condón antiviolador

En junio del año pasado fue presentado a la prensa en Sudáfrica el condón antiviolador, siendo escogido este país por ser el que ostenta el vergonzoso primer lugar en violaciones en el mundo. Este dispositivo es plástico en forma de tampón con dientes “estilo tiburón” en su interior. Una vez el violador fuerce la penetración verá atrapado su miembro dentro del artilugio del cual no podrá desprenderse sino con cirugía.

Obviamente la inventora del dispositivo es una mujer. Ante ella, ¡me quito el sombrero! No sé si el invento logrará su objetivo, pero aunque atrape a uno solo de estos tipos yo me siento vengada. Solo de pensar en la sorpresa que se llevará el hombre cuando sienta que su víctima “lo mordió” y se quede con este “chupa dedo” gigante pegado a su adorado pipí me da euforia.

Ahora bien, hay algo que me preocupa. Una cosa son las mujeres en Sudáfrica que sufren de una violencia sin precedentes y ningún sistema gubernamental que las defienda y otra cosa son las mujeres de mi país. De llegar el artefacto a nuestra isla van a haber muchos casos de hombres mordidos en su orgullo y no precisamente por violar a alguien. Me explico.

Imagínese que su esposo trabaje un tercer turno y usted duerma sola en su casa por las noches. Como medida de precaución usted decide usar un aparatito de estos. Un miércoles su adorado sale temprano y raudo y veloz llega a su casa para tener una noche de pasión con su amada. Entra a la casa, se quita la ropa en la sala para no despertarla y se acuesta tierno y apasionado a su lado. Comienzan los besos y ¡ZAS! Sorpresa, la damisela tenía el artilugio mordedor. Menuda “mata pasión”.

Otra situación de peligro son las amantes despechadas. Con lo listas que son algunas mujeres ya me las imagino seduciendo por última vez al amante para entregárselo a la esposa cual camisa de tienda por departamentos, con dispositivo de seguridad puesto para que no lo puedan usar.

Lamentablemente las opciones de darle mal uso a esto son muchas sin contar la de hombres atrapados por accidente. Cierro los ojos y veo las salas de emergencia atestadas de hombres con su virilidad masticada.

Señoras, una cosa es armarse hasta los dientes y otra cosa es armarse con dientes hasta por allá abajo. Para mi fértil imaginación es sencillamente perturbador. No sé para ustedes, mis amigas, pero en lo que a mí respecta, prefiero quedarme vulnerable.

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