jueves, 14 de junio de 2012

Un violinista en Puerto Rico

Acabo de leer un enlace que puso un amigo en donde se cuenta la siguiente historia: un renombrado violinista, Joshua Bell, se ubica de incógnito junto a su violín de 3 millones de dólares, en una estación del metro de Washington DC a tocar varias piezas de Bach como parte de un experimento del periódico Washington Post. El diario quería probar cuántas personas en un momento de rush se tomaban unos minutos para escuchar o ver algo bello. De las miles de personas que pasaron por allí solo tres se detuvieron a mirar. Nadie sabía que dos noches antes Joshua tocó en el Boston Theather donde las taquillas costaban $100, concierto que fue vendido en su totalidad. Ahora bien, me pregunto yo, ¿qué pasaría si ese mismo tipo se parara en una parada de guagua aquí en PR? Me parece verlo con toda claridad, el pobre hombre sudando la gota gorda tratando de tocar bajo el techo diminuto de una estación de guagua. No pasarán miles de personas a su alrededor, pero sí pasarán varios personajes inolvidables de por sí. Vendrá esta señora mayor, motetes en mano a protestarle diciéndole “mira mijo, si no vas a coger la guagua, salte pal carajo.” También llegará el tecato protestando porque ese es su punto de pedir chavos, cuando no, intentará robarle los pocos pesos que le pudieron haber echado par de transeúntes. Vendrán dos o tres doñitas y hablarán tonterías con él o intentarán que le preste el violín por aquello de que pueden estar en TVeo sin contar que el pobre también se arriesga a que, una vez se quede solo, venga un malvado y le robe el violín. Y por último, seguramente vendrá la policía, le expedirá un boleto por alteración a la paz y lo sacará del lugar a macanazo limpio. Fue una buena idea que lo pusieran a tocar en Washington y no en Puertorro, pues aquí con las malas influencias lo que pudiera haber pasado finalmente es que el tipo terminara tocando reguetón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario