jueves, 14 de junio de 2012

Alguien que me explique

Recientemente leí en Facebook la historia de una mujer que había pasado por muchas dificultades, cual más horrible de todas, y que se superó a tal extremo que ahora tiene dos maestrías y un buen trabajo. Ustedes se preguntarán, “¿cuál es el problema?” Pues el problema es que debido a todas las situaciones horripilantes que pasó se metió a drogadicta durmiendo en las calles hasta que se recogió a buen vivir. Lo que me da coraje de toda esta historia es el hecho de que resalten que salió de las drogas y ahora lleva una vida digna. Sin embargo, para mí lo que sería digno de admirar es que se hubiera mantenido limpia y sobria a pesar de sus problemas y que los hubiera superado sin caer en las drogas. ¿Qué por qué digo esto? Porque portarse bien da trabajo y de nosotras, las personas que pasamos trabajo portándonos bien, superando escollos, esforzándonos hasta el cansancio para llevar una vida valerosa y lejos de las drogas y el alcohol, no se dice nada. ¿No se han dado cuenta ustedes que en las iglesias que abundan por ahí siempre el que da testimonio es el que más hijo de puta fue? Me parece verlos: “Yo fui drogadicto por 20 años, maté a cinco tipos y violé 8 niños. Pero me entregué al Señor y hace dos años que estoy limpio”, ¡sí Pepe! Mientras él estuvo 20 años jodiendo por ahí yo estuve portándome bien, haciendo mi trabajo, echando adelante a mi familia y ayudando a mi prójimo calladita la boca. Y todo eso da muchísimo trabajo, pero de mí, nadie dice nada. Nunca me pondrían en el púlpito de una iglesia a dar testimonio porque sería muy aburrido. Imagínense, ¿qué podría decir yo? “Hola hermanos, mi nombre es Panchita Trucupei, me casé muy jovencita, con muchas dificultades eché para adelante a mi familia, nunca he usado drogas, ni he matado a nadie y hoy llevo una vida feliz con mi marido y mis hijos”….aburrido, ¿verdad? No le resto méritos a las personas que con mucho esfuerzo han salido de las drogas y el alcohol, pero para mí tienen más mérito aquéllos con quienes la vida ha sido sumamente injusta y aún así se mantuvieron por el camino correcto con muchas dificultades. Tengo la certeza de que cuando llegue a las puertas del cielo San Pedro lo único que me dirá es: “¡Nena, qué trabajo te dio, pero lo lograste!”

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