jueves, 14 de junio de 2012

Tirando enanos contra la pared

Recientemente un congresista estatal de la Florida, Ritch Workman, sometió una propuesta para legalizar nuevamente el deporte de lanzar enanos contra la pared en clubes nocturnos. Semejante idea responde a la gran preocupación que tiene el congresista Workman por la tasa de desempleo que tienen los enanos en la Florida. Verdaderamente, sus intenciones conmueven hasta el más duro de corazón. Esos pobres enanitos necesitan un buen trabajo, decente y justo, ¿por qué no entonces dejarlos que practiquen un deporte que hasta la década del 90 fue perfectamente legal? Éstos se ganarían un sueldo literalmente con el sudor de su frente. Siempre lo he dicho, estos gringos son fenomenales. Todos pensábamos que los políticos en Puerto Rico tenían propuestas legislativas que rayaban en lo absurdo, como lo era la propuesta de la insigne Evelyn Vázquez del rescate del galeón español para sufragar la deuda del gobierno, o como la de otra legisladora, de la cual se me escapa el nombre, de establecer un día oficial para las muñecas. ¿Por qué no mejor nos robamos la idea de Workman y la instalamos en Puerto Rico? Seguramente aquí sería un palo, sobre todo porque no tiraríamos enanos contra la pared, sino legisladores. La idea me tienta….me tienta….me imagino un día oficial del legislador estrellao. Tendríamos un programa de televisión estilo “Puerto Rico Idol” donde un panel evaluador examinaría los proyectos de legislación propuestos por nuestros legisladores. Los que no pasen este renglón, tendrían una estrelladita contra la pared. Los que duermen en las secciones legislativas también tendrían la suya, pero los que roban, insultan y le dan la espalda al pueblo tendrían dos estrelladas sin casco protector, cosa de que quizás el golpe le devuelva la vergüenza perdida. Probablemente tendríamos problemas con algunos de ellos como por ejemplo Hernández Mayoral con quien habría que hacer malabares para levantarlo. Rivera Shatz lo tiraríamos estilo jabalina y a Evelyn Vázquez, toda muy bella, la engancharíamos en un trapecio cosa de que se luzca genial antes de darse contra la pared. Imagínense todo lo que ganaríamos. Ellos se encargarían de legislar bien, cobraríamos un dineral en taquillas y apuestas, y el rating que tendría el programa sería de niveles escandalosos. Yo no sé ustedes, pero yo ya le tengo nombre. Se llamaría “Estrellando a los centellas”.

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