miércoles, 3 de febrero de 2010

El pájaro atrapado

La vida es una gran jaula y nosotros somos pájaros atrapados. Algunas jaulas son doradas, otras son más sencillas, pero a fin de cuentas, jaulas. Vivimos encerrados en ellas desde que nacemos. Después, cuando nos creemos al fin libres, nos damos cuenta que estamos atrapados nuevamente pero en una hecha por nosotros mismos.

Encerramos nuestros hijos al nacer, protegiéndolos del mundo a su alrededor pero hasta con actos de amor puro se encarcelan los sueños, las esperanzas, la vitalidad, la vida misma. Después, queremos que nuestros niños crezcan y disfruten de la libertad que nosotros jamás tuvimos, pero ya sus alas están rotas, atrofiadas, incapaces de volar. Así perpetuamos las cadenas impuestas por toda una generación.

Si queremos ser libres de verdad, debemos aprender a abrir portones, soltar cadenas y dejar volar. Cerraremos nuestros ojos, cruzaremos nuestros dedos y con apenas un suspiro en nuestro pecho nos limitaremos a observar cómo vuelan, cómo alcanzan el horizonte de sus sueños y cómo son libres por un instante hasta que ellos mismos se encierren nuevamente en sus propias jaulas.

Es entonces y solo entonces cuando nuestra alma alcanzará la plenitud aunque estemos observando desde el suelo detrás de los barrotes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario