martes, 16 de febrero de 2010

Una avenida para mi pueblo.......(de estatuas y otros embelecos)

Ayer fue el feriado conmemorativo de los presidentes de los EU y de los gobernadores de PR, claro que a esos, con lo malo que han salido los últimos, ni siquiera los mencionamos. Con mucha pompa y despilfarro de dinero ayer se develaron varias estatuas de los presidentes americanos. Sí gente, porque las estatuas se “develan” mientras que nosotros nos “desvelamos” con tanta botadera de chavos en la legislatura. Uno a uno se fueron corriendo los velos, Truman, Roosevelt, Kennedy, Ford, Hoover y Eisenhower.

¿Qué les puedo decir? Impresionada quedé con la fila de estos señores, todos derechitos, elegantes y posones mirando hacia la brea. Obviamente la estampa me dejó con los sesos hechos agua porque yo también quiero que mi pueblo tenga una avenida de ésas. Una carretera ancha llena de estatuas a las que ponerle flores cada vez que se tenga ocasión. En cuanto a la calle ya tenemos varias opciones, El paseo de Doña Moña, La carretera de las palmas o la calle ancha. Lo que sería más difícil es decidir a quién homenajear con las estatuas. Los alcaldes están descartados por la polémica político partidista que desatarían. Nada más en lo que nos ponemos de acuerdo pasarían par de cuatrienios y muchos malos ratos. O sea, a políticos no. Así que sigamos analizando.........

Una opción pueden ser los artistas. Podemos ponerle una estatua a Rafael Arrillaga, Ivy Queen, Lourdes Del Río, Albert Rodríguez y Tito Cupones (lo admito, esta última opción no fue objetiva). Otra pueden ser nuestros historiadores y escritores, Junior Durán, Fabi Méndez, Lucas Montes, Agustina Ramírez o Kimby Cruz.

Sin embargo, si me preguntaran, independientemente del motivo que se escogiera (artistas, escritores, alcaldes o locos), yo sugeriría que al final de la línea de estatuas se pusiera una escultura adicional. Una figura genérica estilo “potato head”. Clarooo!! Con una figura así el municipio podría alquilarla y quien quisiera podría tener una estatua propia por un día, una semana o un mes. Se podría utilizar la escultura para cualquier ocasión y homenajear a cualquier persona. Así las personas comunes y corrientes podrían ser objeto de homenaje por parte de sus familiares y allegados. Por un precio módico la estatua le pertenecería por el período de tiempo que usted desee y sería capaz de adaptarse a las características particulares del individuo. Entonces, si usted quiere homenajear a “Charlie Hola” (el loquito del pueblo) le pone un carrito de supermercado, dos o tres cachivaches y ¡listo! homenaje a la medida.

Pienso que mi idea es fenomenal. Con la falta de reconocimiento que tiene alguna gente probablemente la lista de espera sería bastante larga. Tendríamos fiestas todos los fines de semana y encima el municipio ganaría chavos. ¿Qué más podemos pedir? A fín de cuentas, quizás la cabeza de Colón en Cataño finalmente sirva para algo.

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