Hoy es día de las madres. He leído infinidad de mensajes de felicitación por parte de todos. Porque todos somos hijos, ¿o no? Hay quienes felicitan a sus madres, otros felicitan a las madres de sus hijos e incluso, madres felicitando a sus hijas en este día que conmemora el trabajo más arduo que existe en la vida. Porque darle vida a un ser humano y moldear su personalidad intentando que sea una persona decente y de provecho es el trabajo de más responsabilidad que existe en el mundo. Nos esforzamos toda una vida para que cuando lleguemos al final del camino y Dios nos pregunte: "bueno, ¿qué hiciste con la vida que te dejé crear?", podamos contestar: "Ahí los tienes Señor. Seres humanos buenos, decentes y temerosos de Tu Presencia."
Pero hoy yo quiero felicitar a todas las mujeres que, en todo momento y con muchas personas que no son sus hijos, ponen en práctica sus habilidades maternales. A esas amigas que me consuelan, me abrazan y no me dejan caer cuando estoy triste con la misma ternura con que lo harían con sus hijos. A esas mujeres que celebran mis triunfos, me aconsejan y me dan ánimo de la misma manera en que lo haría mi mamá. Porque quienes somos madres, biológicas o por convicción, protegemos, consolamos, animamos, mimamos y amamos a quienes están a nuestro alrededor de la misma manera desinteresada con que lo haríamos con nuestos hijos.
Que Dios bendiga siempre a todas esas mujeres que expanden su maternidad más allá de sus hijos y que hacen de este mundo uno más hermoso para vivir.
domingo, 26 de junio de 2011
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