domingo, 26 de junio de 2011

El día de las madres

El día de las madres se acerca. Hay toda una campaña mercantil instando a la gente a comprar desde sortijas de diamantes hasta lavadoras. Pero, ¿alguien se ha dedicado a preguntarnos qué realmente queremos de regalo las madres? Estoy segura que la mayoría de nosotras deseamos algo que no se compra en una tienda, sino que yace cálida y calladamente bajo el techo de nuestra propia casa.

Sé que las madres de niños pequeños agradecerían un par de horas adicionales de plácido sueño matutino. Que el hombre que la convirtió en merecedora del título se levante temprano ese día y atienda a los niños mientras mamá duerme tranquilamente una hora más esa mañana. Otro detallito lindo podría ser que una vez que ella se despierta, asustada y con sentimientos de culpa pues no está acostumbrada a levantarse tan tarde, se encontrara con una sencilla taza de café con leche preparada por otro, no por ella.

Las madres de muchachos más grandes necesitan su regalo desde la noche antes. Ellas merecen ver una buena película, leer un libro o chatear en computadora hasta tarde y luego dormirse con la certeza de que sus retoños están, calientitos y refunfuñando, tempranito en sus camas. Nada de mirar el reloj cada hora verificando si llegaron o no. Ese eterno pasar de las horas nocturnas tan angustiosas para toda madre pueden ahorrárnoslas al menos ese sábado por la noche.

Y , señores, ese preciado domingo, recuerden, nada de podadoras a las 8:00 de la mañana. Porque cuando ya hemos salido de esa difícil etapa en la que los niños se levantan temprano, entonces, son los maridos los que nos despiertan con una hermosa serenata compuesta por la filarmónica de la podadora, el trimmer y el blower de patio.

Ese día merecemos pasárnosla rodeadas de nuestros retoños, que sean ellos los que cocinen o que compren comida fuera. Que nos acompañen, tirados todos patas arriba, a ver una buena película, que frieguen ellos los platos y recojan los regueretes. Que ese día nos sintamos como verdaderas reinas, sentadas cómodamente en nuestro mejor sillón viendo cómo la familia gira a nuestro alrededor.

Ya el lunes tendremos tiempo de regresar a la realidad.

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