lunes, 21 de marzo de 2011

La incomunicación

En esta era de las comunicaciones la descomunicación nos consume. Jamás en la historia ha habido más y mejores métodos para mantenerse en contacto unos con otros, sin embargo, es cuando menos la gente se comunica.

Prefieren enviarse mensajes de texto donde no se ven las sonrisas, ni las lágrimas, ni las expresiones de asombro o emoción. Y para completar, aunque todos tenemos teléfonos portátiles nadie contesta llamadas, rehúyen a los amigos, los dejan esperando o sencillamente piensan que pueden contestar luego.

La vida corre de prisa y al revés. Ya no somos cómplices de las alegrías y tristezas de los que amamos porque pensamos siempre que habrá tiempo. Creemos que la tecnología alargará nuestra oportunidad de amarnos, acompañarnos o consolarnos. Cuando abramos los ojos, nos daremos cuenta que esa oportunidad expiró en el momento en que no contestamos la llamada, cuando la dejamos para después.

Es entonces, y solo entonces, que nos daremos cuenta que nuestros niños son adultos, que nuestras parejas no son ya las personas de quienes nos enamoramos, que los amigos se fueron porque se cansaron de esperar y que los viejos se nos murieron sin que lo supiéramos.

Amigo, nunca dejes de contestar esa llamada por ocupado que estés. Piensa que no sabes si esa era la última oportunidad de hablar con ese ser a quien tanto amas.

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