viernes, 4 de marzo de 2011

Adiós zapato viejo!!

Hace muchísimos años escuché en un programa matutino de radio unos consejos a seguir para cuando uno se sentía agobiado en la vida. Uno de los consejos que dio la locutora y que más me ha servido desde entonces es ordenar tu casa. La lógica de esto es que para poder ordenar tu vida primero tienes que ordenar tu entorno. Esto te dará paz y así lograrás organizar tu alma poco a poco. Desde que lo escuché, en muchos de los momentos en que me he sentido agobiada he puesto manos a la obra y, loca y alborotada, viro la casa patas arriba.

Ayer sufrí una gran decepción. Me enteré, desgraciadamente, que una gran amiga había traicionado mi confianza, golpe bajo, severo y atroz. Después de muchas cavilaciones llegué a la determinación que de nada valía tomar venganza, guardar rencores o destruir mi paz mental por su culpa, así que, llegó la hora de ordenar mi casa.

Comencé por el clóset. Saqué toda la ropa de cama y la organicé por colores. La doblé con sumo cuidado y la acomodé con cariño. Luego me percato de la cantidad de zapatos que había regados por todo el piso del clóset. Fue entonces que comenzó mi sanación.

Saqué uno a uno los pares. Los miré y los analicé. A un lado los rotos o desgastados, en otro los de hacer ejercicio, en cajas los finos y los de salir, y al frente los que uso a diario. Mirándolos a todos de frente me di cuenta de cuánto se parecen mis zapatos a mis amigos. Lo primero que hice fue botar los rotos y desgastados. Esos que representan a los amigos traidores que rompieron mi corazón y que solo sirven para estorbar dentro del clóset ocupando un espacio invaluable para los zapatos nuevos y de mejor calidad. Luego puse en cajas los de salir, esos que representan a los amigos con los que me divierto pero que veo pocas veces y con los que no tengo mucha intimidad. Un poquito más al frente puse los de diario.

Aquí tenemos que hacer varias clasificaciones. Primero están los tenis. Ellos me ayudan a mantenerme en forma cuidándome para que no me lastime y fortaleciendo mi salud. Luego están las sandalias. Éstas son lindas y de variados colores. Cómodas y divertidas me hacen lucir bien en toda ocasión. Me acompañan a todas partes sin maltratar mis pies. De éstas tengo muchas y a todas las quiero. Se ajustan a mí y le dan color a mi vida. Al final, y siendo ésta la categoría más importante, están las chancletas de diario. Ellas son las mimadas. Con ellas me siento cómoda porque se amoldan a mis pies como una media. Conocen mis imperfecciones y se adaptan a ellas sin juzgarme. Me acompañan día y noche, mientras trabajo en la casa, veo televisión, ya sea que esté triste o alegre. Allí están ellas, amarradas a mis pies sin dejarme caer, manteniéndome cómoda mientras pasa la crisis o apoyándome en el trabajo duro. Ellas son mis preferidas. No son las más elegantes, ni las más nuevas, ni las más caras, pero sí son las mejores……son las que yo prefiero por encima de todos los demás zapatos.

Muchas de mis amigas se ajustan a más de una clasificación, algunas son tenis y sandalias, otras son zapatos de salir y chancletas al mismo tiempo. Pero lo más importante es que a todas las cuido porque todas son importantes, las limpio a menudo y las guardo con sumo cuidado y cariño. Pero lo que todos debemos hacer es sacar de nuestra vida todos esos zapatos viejos, feos y rotos que le hacen daño a nuestros pies entorpeciendo nuestro andar por la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario